“Fueron las organizaciones sociales las que se hicieron cargo del sostenimiento de la vida”

 

Por Patricio Lobos -. (*) y Osvaldo Alonso-. (**)

Conversamos con Alejandra Ciuffolini, Doctora en Ciencias Sociales (UBA) y Directora del Colectivo de Investigación “El Llano en Llamas” y Paula Reinoso, Licenciada en Ciencias Políticas y becaria doctoral de la Universidad Católica de Córdoba -Conicet, también integrante del Colectivo, sobre diversos temas que el equipo viene investigando hace varios años. Recientemente, publicaron un estudio denominado: “La Foto Revelada: Informe sobre la situación social, conflictividad y medidas gubernamentales en la Córdoba de la pandemia”, donde señalan la agudización de la crisis social en aquella provincia en el contexto del COVID-19. 

Lejos de entender a esta emergencia social como una novedad producto de las medidas tomadas durante la pandemia, señalan que la gravedad y urgencia de las problemáticas que vive la población cordobesa no es ni coyuntural, ni solo sanitaria: es laboral, habitacional, alimentaria y de alta violencia y vulnerabilidad ambiental.

En la entrevista, aprovechamos la ocasión para charlar también sobre temas más generales como las dificultades en el acceso a la tierra y la vivienda para los sectores populares y medios en todo el territorio nacional, la crisis laboral y las nuevas condiciones del trabajo en Argentina además del método de investigación colectiva que desarrollan. 

Patricio Lobos (PL): Venimos siguiendo el trabajo del Colectivo “El llano en llamas” hace varios años, por nuestro interés compartido en analizar la situación de la ciudad, especialmente el tema de acceso a la tierra y la vivienda. Sabemos que realizaron un informe de la situación social de Córdoba en el contexto de la pandemia, que se llama “La Foto Revelada: Informe sobre la situación social, conflictividad y medidas gubernamentales en la Córdoba de la pandemia”. Veíamos allí algunas tendencias que se profundizan con la pandemia y que pueden ser compartidas por otras zonas del país como la nuestra. Cuéntenos como se realizó el informe y las conclusiones que obtuvieron.

Alejandra Ciuffolini (AC): como equipo de investigación solemos hacer estos informes para el debate público, que son el resultado de múltiples proyectos de investigación. El equipo tiene un vademécum de proyectos funcionando en distintas áreas problemáticas, todos con conflictos sociales. Cada dos años y dependiendo de la urgencia del conflicto social y político, hacemos informes que toman datos de investigación nuestros u otros datos disponibles y los trabajamos de manera sistemática a fin de mostrar cómo está la situación de Córdoba en determinadas areas conflictivas.

Cuando comenzó la pandemia ya veníamos viendo situaciones de conflictividad y como se iban a ir agudizando algunos de los conflictos que Córdoba y el país tienen. Si bien no hemos podido hacer un informe a escala país, el tema habitacional, de la tierra y la vivienda, la pobreza y el  tema alimentario y ambiental, son temas que nos afectan a todo el país, son temas estructurales.

Veíamos cierta parsimonia de los estados municipales y la provincia en relación a lo que veíamos que era un inmediato conflicto. Por eso nos parecía muy urgente hacer público estos trabajos y el informe que contemplara de manera global las problemáticas. Fue un informe lanzado como un alerta ante la situación social, política y economía que nosotros veíamos en la provincia. Hicimos un informe específico para salir a debatir en el espacio público en el modo en que podemos discutir, siendo docentes y trabajadores de la universidad, con el formato que manejamos.

Los hicimos en el 2013 también y tuvo repercusión en la provincia y a nivel nacional. Allí abordamos la criminalización social de la pobreza, y el tema de toma de tierras que es un tema viejo aunque aparezca ahora porque Buenos Aires tiene Guernica. Es un tema estructural. El objetivo del informe es político, con una intervención en el espacio público con datos sobre las distintas situaciones.

(PL): Sobre el tema más puntual de la tierra y la vivienda, ¿ustedes ven que es un tema estructural, es un tema de política pública, de precarización laboral?

(AC) Es un problema estructural, el país tiene aproximadamente un 40% de déficit de vivienda, Córdoba tiene unos puntos más de la media del país. Es el tema del hacinamiento, de la propiedad, las viviendas deficitarias, etc. Si uno trabaja el tema global de acceso a la vivienda y a la tierra, Argentina tiene un 40% de déficit, por eso es una emergencia y por eso el gobierno nacional había dispuesto un ministerio especifico para esto. Es un tema extraordinario la falta de acceso a la tierra y la vivienda, ya no solo para los sectores populares, o marginales, sino para las clases medias. Venimos desde el menemismo con un proceso de movilidad social decreciente, tenemos cada vez más pobres y menos clases medias y un puñado de ríos más ricos. Este es el proceso de concentración de la tierra, desposesión de los sectores populares y medios. Esto se ve claramente en dos indicadores: uno, la vivienda y el otro, el trabajo formal.

"Cuando comenzó la pandemia ya veníamos viendo situaciones de conflictividad y como se iban a ir agudizando algunos de los conflictos que Córdoba y el país tienen. Si bien no hemos podido hacer un informe a escala país, el tema habitacional, de la tierra y la vivienda, la pobreza y el  tema alimentario y ambiental, son temas que nos afectan a todo el país, son temas estructurales".

Osvaldo Alonso (OA): Leí el informe y me parece muy bueno el trabajo de publicar periódicamente estos informes. Leí más específicamente la cuestión habitacional y hay una relación muy interesante entre el modelo de acumulación del agro-negocio y el negocio inmobiliario en Córdoba. Una suerte de valorización de la tierra urbana a lo que se agrega este tema estructural.  ¿Quería preguntarles cómo ven este fenómeno y si es posible generalizarlo a otras partes del país?.

(AC): El aumento de la renta de la tierra urbana viene desde hace tiempo. Cada vez más el acceso a la tierra urbana se ha centrado en los sectores privilegiados. Lo que vemos que falta es la estrategia antigua de producción de tierra urbana que estaba a cargo del estado o de la banca pública, que a través de una serie de condiciones muy ventajosas habilitaba a las familias a acceder a la tierra. La ultima política para los sectores populares en Córdoba, que la consideramos una pésima política, que se llama “Mi  casa mi vida”, implicó el desplazamiento de los sectores populares de los lugares codiciables del ejido urbano, hacia las periferias de la ciudad. A esos espacios urbanos en los que antes convivíamos distintos segmentos sociales, la política del 2000 los limpió. Esos lugares han pasado a ser destinados a proyectos inmobiliarios de envergadura. Siempre con cuestiones poco prolijas desde el punto de vista judicial.

Ese proceso de desplazamiento de los sectores populares, dejó al centro y macro-centro como un espacio “libre de pobreza”. Eso es lo que hizo José Manuel de la Sota (1999–2003, 2003–2007 y 2011–2015). Los barrios creados (con préstamos del BID) implicaban mezclar villas que eran antagónicas.  Además tenían un paredón enorme, como un arco, que impedía que se viera lo que había adentro. Lo que se escondía era la exclusión, los pobres y la población sacada del centro. A esta política la denunciamos siempre. Estos espacios parecían guetos, una gentrifricación espantosa. Esto se combinó en el periodo delasotista-schiarettista que lleva décadas, con una política de seguridad que impidió el tránsito de los sectores populares en la ciudad. Hubo una política muy abusiva respecto a jóvenes varones, sobre todo, ya sean transeúntes, o busquen desplazarse por la ciudad. Se limpió la ciudad de la posibilidad de habitarla.

El tema fue una combinación de políticas públicas y el agro-negocio. La renta del agro-negocio pasó a ser invertida en proyectos inmobiliarios y en las zonas más requeridas de la ciudad. Es un problema del agro-negocio pero no solo eso. Hay emprendimientos en las sierras chicas y en zonas aledañas a la ciudad que también implican una desposesión de gente que vive en los campos sin propiedad de la tierra, que son cultivadores históricos. Con temas de amenazas, violencias, etc. Este es un nudo que tienen casi todas las ciudades de la pampa húmeda, donde hubo un alto excedente del negocio agropecuario, sobre todo de la soja, pasa en Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, etc. Las ciudades se vuelven objeto de determinados sectores.

Paula Reinoso (PR): Algo para agregar es tener presente la particularidad de Córdoba. Lo que hicimos en el informe fue mostrar la importancia de estos dos sectores, el constructor inmobiliario y el agroindustrial.  Hay que tener en cuenta que en los 90 se introdujeron algunas tecnologías en el sector agropecuario que permitieron un nuevo uso del suelo sobre todo en el noroeste de la provincia que había sido ganadera y forestal y hoy en día está sembrando soja. Esto significó el despojo de campesinos y que grandes propietarios se comieran a pequeños productores de la agricultura familiar. Eso generó el desplazamiento de esas familias a las urbes y esta anexión de suelo rural a la ciudad.

Las tomas de tierras que relevamos, se están desplazando al sur y sudeste de la ciudad cuando en el 2013 el informe revelaba algunos conflictos para el norte o noroeste y eso tiene que ver con la poca disponibilidad del suelo. Esto marca la cantidad de suelo que queda para esas zonas. Allí ingresan cuestiones ambientales también. Todo esto lo genera este nuevo paquete tecnológico.

(OA): Nosotros en Rio Negro, particularmente en el Alto Valle, tenemos un fenómeno parecido en otro escala, con la incorporación de tecnología. Me refiero a la producción de frutas, donde se ha producido un proceso de concentración y antes había cierta diversificación. Este proceso va desplazando al pequeño chacarero, por unidades productivas mayores y más tecnológicas. Las zonas de chacras se están convirtiendo en zonas de urbanización con la modalidad de barrios cerrados. En la zona Andina es un fenómeno más ligado al turismo, que genera conflictos con las comunidades mapuche. La matriz es la misma, con variantes locales.

(AC): El proceso es exactamente igual, que viene de lejos. El proceso de concentración agrícola y fruti-horticola viene hace tiempo. Tenemos un problema agudo y eso recae de manera inmediata con el tema ambiental. Vemos como confluyen las diversas problemáticas. La informalizacion laboral la tenemos que tener urgente como agenda en un país que tiene el 50% de pobres. Hay una crisis tremenda del proceso de acumulación, el macrismo hace otro quiebre feroz, y tenemos una Argentina parida de nuevo, con otra formación social, con otras circunstancias sociales. Hoy somos mucho más parecidos al resto que América Latina que nunca.

"Cada vez más el acceso a la tierra urbana se ha centrado en los sectores privilegiados. Lo que vemos que falta es la estrategia antigua de producción de tierra urbana que estaba a cargo del estado o de la banca pública, que a través de una serie de condiciones muy ventajosas habilitaba a las familias a acceder a la tierra".

(PL): Pensaba en lo que decían, y solo agregar, que en nuestra zona, la zona atlántica, estos procesos son similares aunque no tan agudos en el desarrollo de la valorización de la renta inmobiliaria. Pero vemos que la tierra se valoriza más en ciertos sectores de la ciudad (el centro y los linderos al rio) y tenemos una dependencia del empleo estatal muy fuerte. No tememos hoy un modelo de desarrollo a lo que se suma que las zonas rurales aledañas y un poco mas lejos como la línea Sur, expulsan a productores, jóvenes etc, que llegan a la ciudad. Las ciudades acumulan gente, ya no con un proceso de industrialización. Pero quería preguntarles, por un tema más político. Acerca de cómo ven el trabajo de las organizaciones sociales, sus vínculos, la posibilidad de construir frentes y espacios en común.

(PR): En el informe hicimos hincapié en eso porque entendemos, poniendo en foco lo que fue este año, que sin las organizaciones sociales hubiera estallado todo. Fueron las organizaciones sociales y comunitarias las que se hicieron cargo del sostenimiento de la vida básicamente. Generando redes de solidaridad, sosteniendo comedores populares, incluso abriendo nuevos. Hubo muchísimo aumento de la demanda y en muchos comedores se duplicó la asistencia de familias en los barrios. Fue muy crítico y se agudizó el proceso al comienzo de la cuarentena. Las organizaciones y redes preexistentes o las que se crearon allí, tuvieron que ponerse a dinamizar el cuidado de los vecinos y vecinas y de sus vidas. Muchas de las medidas de prevención del contagio eran imposibles de cumplir por las situaciones de hacinamiento y de trabajo informal.

Los sectores populares tuvieron que inventar un montón de estrategias, desde el pedido de donaciones, que estuvo muy presente y fortaleció mucho la ayuda más los recursos estatales que existían. Se sumó el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) que fue un salvavidas. En el informe quisimos mostrar dos cosas: por un lado este cuidado de la vida en la emergencia y la urgencia y por otro, las propuestas y proyectos políticos de vida. En este sentido avanzaron los convenios de integración socio-urbana en el país y se están ejecutando algunas obras en el marco del Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP) y demás, por otro se han presentado proyectos como el Plan de Desarrollo Humano Integral. No es solamente una cuestión de “parar la olla”, que igualmente estuvo muy presente.

Quería resaltar en cuanto al acceso a la tierra y la vivienda que saltó mucho la cuestión de género por el aumento de las situaciones de violencia en los hogares. Otra alerta que vienen reclamando las organizaciones de mujeres y disidencias es la necesidad de las políticas públicas con perspectivas de género. En Córdoba lo que hay son programas y subsidios para situaciones de emergencia. Son cosas para apaciguar.

(AC): Cuando uno mira la emergencia de UTEP y CTEP, y demás, ve que es en el proceso de quiebre macrista, donde las organizaciones populares se reorganizan confederadamente y definen las nociones de la Economía Popular lo que impacta en la dinámica territorial. A partir de allí tenemos un conjunto de actividades distintas desarrolladas por las organizaciones. Pero paralelamente esto muestra la gravedad de la situación del empleo. Entonces, que la solución desde los movimientos haya sido la formalización de la Economía Popular es la denuncia más expresa de que el sistema de trabajo en los términos en que lo desearíamos para la población es inexistente. Esto los obliga a juntarse en una situación de gravedad en los territorios. Hay una crisis del empleo claramente en Argentina. Ahí retomo la cuestión estatal de Viedma y la dependencia del estado.

El problema que tenemos que discutir es cuales son las condiciones de trabajo que queremos. Que la economía informal sea una solución posible y podría serlo si tuvieran otro contexto, implica que tenemos una situación de precarización laboral cada vez más extrema. Y es un problema para el sector gremial, porque es una desafección de sus recursos humanos históricos que entran a competir no solo con los movimientos sociales y territoriales, sino también con el sistema político y el gremial. Tenemos que volver a rediscutir de qué manera se enlazan esas cuestiones con los sindicatos que son progresistas. Habría que ver como se encauzan y tejen puentes.

(OA): El tema es la regresividad en todas las areas. El tema tierra y vivienda por ejemplo en Rio Negro. La provincia tenía un instituto de la vivienda que tenia fondos de la Nación, había programas del Banco Hipotecario para las clases medias, esta situación que ustedes describían para Córdoba se ve en el resto del país también. En eso entra el tema político en las organizaciones, que tiene que ver con tener una estrategia que vaya más allá de la mera resistencia. Allí las organizaciones sociales entran en una situación de cierta ambigüedad ya que  su acción implica contener y sostener una economía social y popular frente a un poder concentrado sobre el que hay mucha debilidad. Mas teniendo en cuenta que Córdoba tiene una tradición muy fuerte de luchas, a diferencia de otras zonas.

(AC): Si, pero Córdoba ya no es lo que era. Después de décadas de peronismo de derecha estamos complicados. Igual hay resistencia y una tradición de lucha de los movimientos sociales. Y acuerdo con vos Osvaldo en el tema del difícil rol que les toca a las organizaciones sociales hoy. Si uno mira la experiencia de 2001 que también estudiamos, los movimientos sostuvieron a los sectores más vulnerables y luego fueron desactivados de la manera más cruel y perdieron toda legitimidad. Si uno mira esa experiencia de insurrección popular, vemos el costo que el sistema político hizo pagar a los movimientos sociales en esa instancia. En este momento estamos en una coyuntura como esa. Que otra vez el esfuerzo por sostener la economía haya caído sobre las espaldas de los militantes y de las organizaciones sociales, significa que de no darse las políticas que se reclaman, el costo lo van a volver a pagar las organizaciones sociales en términos de su legitimación. Y esto lo hace una y otra vez el sistema político en Argentina.

El proceso de recuperación económica opera deslegitimando con campañas contra los movimientos y organizaciones cuando hasta ayer las necesitó para que no haya un estallido social que es lo que pasaría en Córdoba sino bajan las organizaciones con recursos. Y no sabemos si no se va a producir igual porque la situación es muy angustiante. Los movimientos quedan en esa doble banda muy complicada. Se paga un costo muy alto y no tienen las organizaciones las condiciones de erigirse como formas políticas alternativas.



"La informalizacion laboral la tenemos que tener urgente como agenda en un país que tiene el 50% de pobres. Hay una crisis tremenda del proceso de acumulación, el macrismo hace otro quiebre feroz, y tenemos una Argentina parida de nuevo, con otra formación social, con otras circunstancias sociales".

(PL): En este sentido, nos interesa conocer el vínculo que establecen como Colectivo con las organizaciones sociales. ¿Cómo han sido los inicios de los grupos de formación? ¿a demanda de quienes?. Queríamos conocer un poco de esa experiencia

(AC): Hemos enhebrado todos los procesos con las organizaciones a través de proyectos de extensión de la Universidad. Es un puente que se abrió y que habilitó trabajar con las demandas que había en los barrios y sus necesidades. Además de eso, buena parte del equipo de investigación es integrante de organizaciones, hay una doble militancia, universitaria y de movimiento de buena parte del equipo de “El llano” y ese juego fue resultado de muchos proyectos de extensión que no coagulaban, donde se hacían muchas tareas y no quedaban en nada. Hasta que se nos ocurrió con el grupo y las organizaciones que podíamos realizar talleres de formación y que los proyectos consistieran en esos talleres. Ahí entró a jugar otra dinámica con los barrios, me parece mucho más provechosa. Se empezaron a trabajar múltiples demandas: género, violencia, etc. Y eso fue dotando de otro contenido a la relación del equipo con el territorio. Eso se tradujo en una colaboración en pandemia.

La agenda de los procesos de formación no las fija el equipo, sino los barrios, de acuerdo a lo que vienen discutiendo y debatiendo. Nosotros entramos de acuerdo a esas necesidades. No hay una agenda donde digamos “esto es lo que vamos a trabajar en los barrios”. Sino que vemos que problemas vienen manifestándose, si son las relaciones al interior de las comunidades, la violencia domestica, la falta de trabajo, etc. Es una manera informal y artesanal, no tiene nada de esos proyectos esquemáticos. Mucho sobre el día a día, cambiar sobre la marcha. Eso funciona muy bien porque esa es la lógica de los barrios, no la de la universidad. Cualquier proyecto que vaya todo prefijado, estereotipado y con objetivos muy determinados puede ser totalmente inútil para los barrios.

(PR): Si hay algo que hemos aprendido en esos años es que tenemos que tener una capacidad de recepción y escucha y de creatividad y cambio. Quizás los tiempos académicos no son los tiempos del territorio. Lo que más nos ha funcionado es trabajar en la dinámica de lo que va aconteciendo. Porque es así la dinámica en los barrios, semana a semana, esto va cambiando. Han sido muchos los aprendizajes. Esto igual no es improvisado, pero hay que permitir que algo fluya.

Quería resaltar que me parecen súper interesantes las instancias de seminarios que hicimos hace algunos años, creo que en 2017 y 2018, este año nos encontramos en medio de la pandemia a través de la virtualidad, pero esos encuentros con las  organizaciones y colectivos enriquecen un montón. El intercambio es fundamental.

(OA): Me parece muy interesante lo que decía Alejandra de la lógica del barrio. Eso de la escucha antes que la iniciativa formulada o preformulada, que choca también con cierta lógica política. Si quieren hacer algún comentario al respecto

(AC): Toda lógica de investigación es siempre una cuestión política, desde la elección de lo que nos proponemos decir algo. “El Llano” definió que no solo hubiera la voz del investigador, sino de todos los sectores. Eso fue todo un proceso de trabajo, de armado, un tiempo de legitimarnos en la Academia, por fuera de las lógicas positivistas con las que se evalúa en la Academia. Investigamos cosas que nos interesan, por eso vamos haciendo un monitoreo de lo que va pasando. Ahora tenemos una Fundación, con la que queremos hacer cosas distintas a la Academia o al barrio, formaciones vinculadas a otros sectores sociales. Estamos en eso.

Pueden seguir las publicaciones del colectivo "El llano en llamas" en: www.llanocordoba.com.ar y en la revista digital: www.criticayresistencias.com.ar

(*) Lic en Ciencias Políticas de la Universidad Nacional del Comahue- CURZA.

(**) Sociólogo y Magister. Ex docente del CURZA. 

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