Del Indoamericano a Guernica. “Todo desalojo es político”

Se produjo finalmente el desalojo a la toma de Guernica. El pedido de los sectores más reaccionarios de la política argentina tuvo eco en un estado que resolvió mostrar su discrecional poder de mando frente a quienes reclaman un techo para vivir. Frente a los que creen que esto es muestra del “fracaso de la política”, queda más claro que nunca que “la represión es una forma de la política” de los sectores dominantes.

Lindo día para ser fascista

Todavía retumbaban los festejos por el 17 de octubre, cuando se escuchaban los estruendos de las balas de la Policía Bonaerense contra los ocupantes de Guernica. En el predio ubicado en el Partido Presidente Perón, dos días después del decimo aniversario de la muerte de Néstor Kirchner, en el mes de los 10 años del asesinato de Mariano Ferreyra en manos de una patota sindical del peor peronismo. Como hace 10 años con el Indoamericano, el desalojo brutal se produce en el marco de un gobierno peronista[1]. Mucho simbolismo en este octubre.

Las fotos del Ministro de Seguridad -hiper-bancado- Sergio Berni protagonizando la represión a un predio ocupado todavía por muchas familias, es un hecho político. No es inocente, habla de una política. No es puro azar, es una puesta en escena más para mostrar el mando del estado.

No bancan a un Ministro, son ese Ministro. El gobierno cede, claramente, a las voces más reaccionarias que exigen mano dura. Se muestra débil frente a la derecha que le festeja los atropellos y le marca el terreno.

El “terreno preparado”

Antes del desalojo final, los sectores más reaccionarios y los medios de comunicación comerciales venían preparando el terreno para la represión. Desde los medios “opositores” exigían el respeto a la “propiedad privada” y la represión inmediata. Desde los “oficialistas” alertaban sobre la intervención de organizaciones sociales. 

En el medio, la propuesta de los ocupantes para lotear los terrenos que venían flojos de papeles por parte de sus teóricos propietarios y la solidaridad de cientos de organizaciones, además del desarrollo de una forma de organización con un fuerte contenido de género, eran insoportables para el poder. Guernica no podía prosperar en el corazón del capital inmobiliario.

Una funesta periodista pro-represión se preguntaba días antes: ¿Qué pasa si toda la gente empieza a tomar terrenos?. Terminó ganando la fuerza y el miedo.

Guernica, vuelve otra vez a hablar en imágenes

A la imagen del Ministro Berni encabezando el operativo de desalojo, se sumó la foto del fiscal de la causa, Juan Cruz Condomi Alcorta en modo selfie, en el instante mismo del desalojo. La foto tiene como fondo, las casillas prendiéndose fuego, el terreno “limpio” de ocupantes, la tierra arrasada por la Bonaerense. 

La foto – que recuerda la de los asesinos de Maxi y Dario en 2002, otra casería de La Bonaerense-  fue justificada por el propio fiscal señalando que “estaba haciendo su trabajo”. Representa el odio de clase, el goce de la derecha, el festejo del uso de la fuerza contra los más débiles. 

El accionar violento de las instituciones del estado deja en claro la relevancia del conflicto territorial que no cesará de agudizarse. Porque no se puede tapar el sol con las manos, ni con las balas. La lucha por una vida digna no se detiene con desalojos. 

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[1]  La Toma del Parque Indoamericano fue brutalmente reprimida por la Policía Federal Argentina y la Policía Metropolitana –a lo que hay que sumar la intervención de patotas y barrabravas-, con un saldo de tres muertos, el 7 de diciembre de 2010, durante el gobierno de Cristina Fernández en la Nación y Mauricio Macri en la ciudad de Buenos Aires. Un saldo aun mayor, con cuatro muertos, tuvo la toma en los territorios de Ledesma en Jujuy en 2011.